sos el individuo mas al pedo del mundo nùmero

31/12/14

Este año he escrito sobre mi y los míos como nunca antes había hecho. He escrito sobre mis sentimientos referente a muchos temas personales. Me he descripto a mi misma sin tener que recurrir a algún personaje ficticio. Éste, que ha sido un año malo en muchos sentidos de mi vida, también me ha enseñado quien no está al lado mio y quien siempre lo va a estar. Que no hay gente mala, sólo gente a la cual no le interesan ciertas cosas de la vida. Tal vez, yo en su momento tampoco supe como hacerlo, por eso entiendo. A pesar de todo esto, este año me ha traído, de una u otra forma, amor. He aprendido a respetar al otro, a ser tolerante con sus ideas, a compartir las mías. A no tenerle miedo a superar las dificultades. Este año he querido más que nunca, con muchas más ganas para continuar haciéndolo. Con ganas de nosotros
Sé que mi familia va a estar , aunque vengan tiempos más difíciles o aunque me equivoque de camino.Y perdon si esto es algo empalagoso, no encontré nada mejor para resumir mi año

20/12/14

El amor es un peligro.
Yo creo que nunca estuve enamorada.
Para mi por ahi uno cree que está enamorado, pero en realidad puede ser por debilidad, no? Debilidad, soledad, confusión, no se decile como quieras. La gente habla siempre de amor pero nadie sabe bien qué es.

17/12/14

Nos acurrucaremos en la cama, cerraremos los ojos y desearemos fervientemente que mañana sea un día por el que valga la pena levantarse; y si no lo es, repetiremos el proceso tan pronto como sea posible.

11/12/14

Felicidad es girar la cerradura y decir "estoy en casa". 
Felicidad es entender que el amor vale más que un objeto. 
Felicidad es abrazar a alguien durante los truenos.

10/12/14

Me tiene las pelotas hinchadas la cultura del histeriqueo. Esa cosa por la que parece que todos vivimos jugando al jueguito del gato y el ratón. No, no todos estamos jugando. O sí, pero tal vez no a ese juego. Estoy cansada de hablar con gente que pregunta "¿Vos decís que me va a llamar?""¿Te parece que le gusto?". Nos hicieron creer que en el histeriqueo es parte de la "conquista" y hasta nos creímos que está bueno. No, no está bueno. No está bueno dudar de todo. No está bueno comerse la cabeza esperando que el otro espere que vos hagas algo que no hacés porque tenés que jugar. Uno cuando quiere, quiere. Hasta el pelotudo más pelotudo, cuando quiere, quiere y lo demuestra. No porque quiera, lo hace porque no le sale de otra manera. Y no hablo de amor, hablo de tener ganas, de querer con la piel. Cuando querés, no te importa el orgullo, no te fijás en lo que el otro va a pensar. O si lo hacés, te lo pasás por el culo, porque las ganas pueden más. ¿No te llama? No le interesás. U otra le interesa más. Al caso, da igual.  ¿Te cogió y no llamó más? A lo mejor estuvo bien, pero no le moviste el piso. No es complicado, somos mucho más sencillas de lo que nos hicimos creer entre todos. El histeriqueo es, sencillamente, un regodeo del ego. Una tentativa de sentir que le movemos algo a alguien. Si te histeriquea, no te quiere. Y vos no te merecés que no te quieran. Ni vos, ni yo, ni nadie. Nos merecemos mover pisos, quemar pieles, ser huracanes. Nos merecemos que nos llamen, que nos escriban, que nos hablen. Nos merecemos el fuego en la piel, las ganas. No te preguntes nada más. No te quiere. Llevate las ganas a un lugar mejor. Movele el piso a alguien.

1/12/14

"Poner tu corazón en las manos de otro", una hermosa metáfora de cómo el amor nos hace absolutamente vulnerables. Ahora veamos, si bien esto es cierto, también es solo una parte. 
Nos centramos en esa parte del amor que nos hace depender de otra persona, que aparentemente, nos quita autonomía y nos hace frágiles. A mí me importa un pito esa parte del amor.
 Somos frágiles y siempre estamos expuestos, aunque digamos lo contrario. Tenemos la necesidad imperiosa de relacionarnos porque forma parte de nuestra naturaleza. Y nadie sale ileso del encuentro con otro. Nadie vuelve a ser el mismo después de un choque de miradas. No hay manera de encontrar el camino de vuelta a lo que eras, esa es la parte interesante. Así que acá estamos, frágiles y efímeros tratando de encontrarnos. Si asumimos esto, podemos dejar de preocuparnos por salir lastimados. Sentir es estar vivo, y vivos estamos. Entonces viene la parte del amor que creo que debería interesarnos, la que tiene que sobrevivir porque es la base de todo, es la parte principal de la magia: la complicidad.
No es sexual, pero lo incluye. No es puro sentimiento, pero lo incluye. No es social, pero lo incluye. No tiene que ver con modas, con sexos, ni horóscopos ni gustos musicales.
 Ser cómplices es difícil pero totalmente inigualable. Esa sensación íntima de compartir algo que es ajeno para el resto del mundo, pero indispensable para los dos. Una cama tendida a medias; un secreto; un millón de crímenes que nunca vamos a realizar, pero que planeamos en detalle. Nada como un cómplice que te haga hervir la sangre. Un cómplice, no un compañero. Yo quiero uno que lo planifique y ejecute conmigo, no que me acompañe. Ser cómplice es el amor, porque el amor es un delito y de este delito somos dos partes. Tal vez yo no sepa mucho del amor, pero no me conformo con compañía, ni compañero ni acompañantes. Tal vez yo no sepa mucho del amor, pero necesito un cómplice nuevo, porque tengo muchos crímenes por delante.