- ¿Vos no te das cuenta?
- ¿De qué?
- De que te quiero imbecil
- Ah yo no te quiero
- No, parece que no, parece que no. Hacete cargo si me querés.
- Pero pelotuda yo te quiero tambien, ¿qué me estas diciendo?
- Bueno callate forro callate. Si me quisieras me tratarias de otra manera.
- No se puede hablar con vos
- Con vos tampoco se puede hablar
- Sos una pelotuda.
- Forro

Es muy difícil cuando no hay nadie que te levante el ánimo cuando de repente todo se siente triste. Cuando no hay nadie para mantener una buena conversación. Cuando nadie está prestando atención a su existencia. ¿Qué diferencia hay entre existir y no existir?. Eso es lo que da miedo. Eso es lo que me da miedo.

¿Qué se hace cuando la carrera que se da cuesta arriba tiene arenas movedizas?
¿Con qué fuerza sigo, si esa misma fuerza que tenía, terminó por hundirme más?
¿De adónde se sacan energías para correr, con tanto cansancio sobre los hombros?

(Mi respiración necesita de tu alféizar. Es un capricho, confieso).

Hallar un lugar perfecto para ser yo misma,
que sea como la noche, 
lugar de sueño;
cercano a esas montañas.
Tu abrazo infinito, por ejemplo. (Mi campo magnético es inagotable,
hasta que te fundes conmigo y se disuelve).

No puedo no pensar que todo lo que estamos haciendo merece la pena. Es un ahora o nunca camuflado en un quizás. Es un te irás o te quedarás lleno de respuestas y de dudas pero sin atisbo de miedos de por medio. Es un "estoy segura". Es un "- No te vayas aún -Tengo que hacerlo pero nos vemos en dos semanas". Es un día en el que decides que sí porque sí, porque apetece y punto y otro en el que sabes que si él estuviera aquí sería todo muy distinto. Es Babel de los Mumford sonando a todo volumen y retumbando en las paredes y en el colchón. Es saber que te quedas aún sabiendo todo lo que hay detrás del disfraz. 

Sin lluvia no hay arcoíris,
sin invierno no llega la primavera, 
sin frío no hay abrazos largos, 
sin vos, todos van de la mano, menos yo.