Lo difícil es cuando la discusión es con uno mismo,
uno y todos sus miedos.
Cuando las miradas dicen más,
pero no hay tiempo para verse.
Es que la coraza tiene grietas, pero sigue intacta.
Andas cabizbaja, pensativa, impenetrable
y queda tanto por decir, sin decirse.
Resurgís en mi desde las cenizas,
como el Ave Fénix.
Pero yo no se reinventarme,
vuelvo pisando el mismo suelo
y equivocando los mismos pasos.
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¡SHH!